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MEXICANOS EN LOGROÑO

Esta vez, España me sorprendió más de lo que yo hubiese podido creer. A veces debemos detenernos a apreciar las coincidencias que la vida cruza en tu camino.




El día domingo 3 de enero, mi rayito de sol mexicano me había organizado un viaje a Logroño. Una de sus amigas tenía a su padre que vivía allá y estaba por las vacaciones visitando, así que decidimos aprovechar y conocer La Rioja.

Era la noche y nuestro camión salía. El viaje fue un poco corto. No se veía nada a través de la ventana, todo estaba oscuro. Solo veía al frente la carretera.


Por más mojado que el piso estuviese, un verdadero Wild Bobcat no se asusta

Llegamos a la terminal en Logroño. Ahí esperaría Laia por nosotras. No había nadie, el piso estaba mojado por tanta lluvia, el frío se sentía hasta los huesos y mis ansias no ayudaban. Finalmente llegó. Con ella venía un chico, cuyo nombre olvidé.

En fin, fuimos a casa del padre de Laia, que estaba realmente cerca de la central. Llegamos a un edificio mediano, donde habían departamentos, tomamos el elevador pues llevábamos maletas. El piso era de madera, el interior cálido, las paredes blancas y todo en orden, limpio. Había comida sobrante de año nuevo: costillas de cordero, una delicia. Cenamos y bebimos un poco de vino y otro tanto de tequila que había llevado para ella. A lado de la mesa, había una pata de jamón serrano. ¿Alguna vez has cortado jamón serrano?


The Wild Bobcat cortando jamón serrano por primera vez en su vida, miren la concentración
Pude experimentar la dificultad. ¡Gracias!

Esa noche fuimos a un bar, donde encontramos mesas de futbolito. Jugamos en equipos: mi amiga y nuestra host contra el chico y yo. La apuesta era que los perdedores jugarían sin camisa. A mi suerte, el hombrecito jugaba bastante bien, ganamos.

Al día siguiente, llegaron más amigas de mis dos host. Había un festival en el pueblo, Jenny y los MEXICATS estarían tocando esa noche, encontrar el lugar fue toda una aventura. Mi host no lo quería admitir, pero estábamos perdidas. Al llegar, nos avisaron que los boletos se habían agotado. Con tristeza nos dirigimos a recorrer el centro de Logroño, fuimos a la Travesía (gastronómica) del Laurel. ¡Uy, qué triste!


El mosaico que nos indicaba que estábamos en la Travesía del Laurel

Por si no lo sabes, es el centro gastronómico de la Rioja. Ahí hay pequeños locales-restaurante. En ellos probé todas las tapas que pudiese imaginar. Cada sitio tenía su especialidad. En ese momento lo que yo buscaba era un segundo estómago para poder continuar.


Deliciosos Pinxos de Jamon Serrano y Nueces con Espinacas
Es normal que los restaurantes cierren por la noche, estuvimos varias horas recorriéndoles. Sin embargo, llego el momento en que debíamos evolucionar. Nuestro itinerario cambió a los bares. En todos lados nos invitaban a regresar para el día de reyes. ¡VAYA!


Un Wild Bobcat con las más bellas damiselas

Continuó nuestra noche por el recorrido de bares. Pasamos por un callejón que tenía el bar de rastafaris más increíble que pudieses imaginar. Tuve el monchis de la noche ahí, cené un bagel de nutella con tocino. La cosa más deliciosa que jamás pudieses comer. El dueño ha sido de las personas más lindas que he conocido, claro que se percató de mi acento mexicano y le causó risa (como a todos). De ahí en más nos soportó lo más que pudo, hasta que tuvimos que irnos de ahí.



La calle del Bar Rastafari y las Españolas con las dos Mexicanas

Llegamos a un bar subterráneo, donde encontramos nuestra mayor debilidad, al menos por la vacación: un futbolito. Ahí estaba un grupo de chavos jugando. Entre las copas y el ruido, solo entendí que rotarían los perdedores por nuevos jugadores. 
Entre nuestros gritos y palabras 'mexicanas', uno de ellos se me acerca y me pregunta mi origen, le dije que México era mi país. A lo que replicó que su estado era Guanajuato. ¡Qué coincidencia! Le tuve que preguntar cuál era el motivo por el que estuviesen en un pequeño poblado de España, pues esa era una gran coincidencia. Me contestó:
'¿Conoces Jenny y los Mexicats? Bueno, yo soy su Stage Mannager y ellos son los chicos que tocan en la banda.'
Alcé la mirada y pude reconocer dos caras. ¡Vaya qué maravilla! Una casualidad de lo más agradable. 

Un grupo extraño de mexicanos, mexicats y españolas

Jugamos futbolito y brindamos con unas cuantas cañas, hasta que el bar decidió cerrar y el afterparty sería en casa del papá de Laia. ¡Ajá!

¿Qué hacían chicos?

El haber coincidido con otro grupo de mexicanos en un pequeño pueblo en el norte de España, a mitad del invierno durante la temporada más baja del año, te hace repensar las cosas y abrir bien los ojos a todo aquello que vives día con día, pues nunca sabes cuándo te pueden suceder este tipo de concurrencias.

Las Soviets, nuestro apodo según mi host,
foto post-alubias

Regresando, mi host me atascó con alubias, bueno no fue a la fuerza, pero estaban tan deliciosas que no me arrepiento, aun cuando al día siguiente no aguantábamos los olores. ¡Gracias a ambas!


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